Testimonio Verónica Garbaldi, Lic. en Comunicación Social, Periodista y Docente

Hola! Mi nombre es Verónica Garibaldi, tengo 35 años y soy Licenciada en Comunicación Social, Periodista y Docente. Tengo que reconocer que si hace unos 20 años atrás me hubieran dicho que estudiaría tres carreras profesionales, dedicaría más de 20 años de mi vida a la educación formal (dentro de escuelas, universidades e institutos) y pasaría horas y horas frente a libros y pantallas leyendo… seguramente no lo habría creído. Pero, acá estoy.

Hace 11 años egresé de la facultad y hace 2 del profesorado. Trabajo desde los 18 (en blanco jaja!) pero ya a los 15 daba clases particulares de apoyo escolar para niños y niñas de nivel primario. Era una buena forma de ganarme algunos pesos porque no era para nada difícil y, además, como no tengo hermanos más chicos que yo, me divertía mucho «jugando a la maestra».

Cuando estaba terminando el secundario me preocupaba no tener decidido qué carrera seguir… ¿profesora de teatro? ¿abogada? ¿periodista? de algo estaba segura y era que nada relacionado con matemática, biología o medicina. ¡Nunca me llevé bien con las ciencias duras! Siempre me gustó escribir y hablar, preguntar, investigar, leer… Así que, finalmente, me decidí por la Licenciatura en Comunicación Social… una carrera que por aquellos años no era muy popular, al menos en el ámbito laboral. Nadie buscaba comunicadores para trabajar en una empresa, a los únicos que reconocían eran a los periodistas y el lugar de los periodistas estaba en los medios masivos de comunicación. Como si la comunicación fuera sólo eso 🙁

De todas maneras, fiel a mi terquedad, seguí adelante. Durante el segundo año de carrera, me dieron la oportunidad de hacer una pasantía en la radio de la universidad. Al comienzo sólo me pagaban los viáticos y, con el tiempo, me adjudicaron una pasantía rentada… me pagaban por hacer lo que estaba estudiando y tanto amaba. Esa experiencia duró varios años pero tuve que empezar a combinarla con un trabajo formal de medio tiempo para poder hacer frente a mis gastos (por ese entonces tenía 20 años y con $600 pesos por mes sólo cubría los viáticos y algún apunte). De ahí en adelante, experimenté en varios rubros desde atención al cliente en un kiosko/locutorio, telemarketer, recepcionista, secretaria, asistente personal de varios gerentes en grandes compañías. Así, hasta que terminé mi carrera universitaria… tal como lees… en seis años 100% a lo que tanto tiempo y esfuerzo había dedicado. Muchas veces me reproché no haber estudiado una carrera con más salida laboral o mejores pagas. Pero todo eso se me olvidó en cuanto comencé a entender que no me hacía falta tener un puesto de comunicadora, porque en todo lo que hacía aplicaba mis conocimientos profesionales. Tuve la suerte de tener grandes líderes (no me gusta llamarlos jefes) que me guiaron y me dieron la oportunidad de crecer y desarrollarme como capacitadora dentro de la compañía, coordinadora de comités de comunicación interna, organizadora de eventos y campañas internas, manejaba mi propio presupuesto y podía combinar los reportes y tareas administrativas con lo que realmente disfrutaba. Finalmente, luego de muchos años de relegarlo decidí realizar el tramo de formación pedagógica para profesionales y técnicos para poder ejercer la docencia en el nivel secundario.

Desde hace unos años ya me desarrollo como comunicadora interna en una compañía financiera y, en simultáneo, soy docente de la materia Comunicación, Cultura y Sociedad en 5to año. Disfruto mucho asesorando a emprendedores en sus estrategias de marca en redes sociales y ofreciendo talleres sobre la importancia de la comunicación interna en diferentes contextos.

Seguramente te preguntarás, ¿de dónde sacaste tantas ganas? Y, para ser sincera, no lo sé realmente. Sólo aprendí a lo largo de todos estos años que cuando algo te interesa mucho y disfrutás haciéndolo, querés hacerlo mejor cada día. Y, es en ese momento, en donde todo sucede. Aparecen los cursos, los libros, las páginas webs, las personas desconocidas que «por casualidad» conversan del tema que te interesa y tu curiosidad crece y crece hasta que tomás la decisión de dedicarle horas a conocer detalles que te ayuden a seguir formándote. No importa el tema, no importa la edad, no importa la poca o mucha salida laboral o lo poco o mucho que los demás te entiendan o compartan tu decisión. Sólo importan tus ganas y la convicción de querer ser mejor cada día sin importar cuantas veces te pierdas en el camino… porque lo importante no es llegar al destino sino sacar el mayor provecho de cada uno de los caminos recorridos.